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Protección de la Amazonia en tiempos críticos: Un compromiso global desde la COP16 en Cali

Por: Nudy María Oviedo*, coordinadora de IRI-Cartagena del Chairá.

La Conferencia de las Partes (COP16) del Convenio sobre la Diversidad Biológica llega en un momento de urgencia ambiental sin precedentes, coincidiendo con una de las mayores crisis que ha enfrentado la Amazonia en décadas.

Este vasto bosque tropical, que abarca aproximadamente siete millones de kilómetros cuadrados y se extiende por nueve países, está sufriendo impactos devastadores debido a la combinación del cambio climático y la acción humana. La situación actual de la Amazonia no solo amenaza la estabilidad climática global, sino también la supervivencia de millones de personas y especies que dependen de este ecosistema.

En el último año, la Amazonia vivió una sequía extrema que afectó a toda la cuenca del río Amazonas. Los ríos de esta región, que sustentan la vida de más de 30 millones de personas, alcanzaron los niveles más bajos registrados hasta la fecha.

Esto resultó en la muerte de centenares de animales acuáticos, incluyendo delfines, una especie clave para el equilibrio de los ecosistemas fluviales. Además, la sequía devastó los cultivos y dificultó gravemente la movilización de las comunidades que dependen del río para su sustento diario.

Lejos de mejorar, la crisis amazónica se agrava año tras año. Según la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, la sequía que afecta la cuenca del Amazonas tiende a empeorar, con consecuencias cada vez más severas. La falta de lluvias ha incrementado los incendios forestales en toda la región, generando vastas extensiones de humo que cubren el cielo y ahogan a las comunidades locales.

El Instituto de Investigaciones Espaciales de Brasil advirtió recientemente que la Amazonia, en lugar de ser una fuente de vida, está empezando a convertirse en un emisor de contaminación, al transportar “ríos de humo” en lugar de agua.

Deforestación en la Amazonia. Foto: FCDS.

En Colombia, el panorama no es más alentador. Si bien el Ministerio de Ambiente había reportado una disminución en las tasas de deforestación el año pasado, esta tendencia no se ha mantenido en 2024. La ministra Susana Muhamad anunció recientemente que la deforestación ha alcanzado niveles alarmantes en el primer trimestre del año, con un aumento del 40% en comparación con el mismo periodo de 2023.

Este fenómeno, que ha alcanzado un “pico histórico”, está relacionado con la expansión agrícola, la ganadería extensiva y otras actividades humanas que continúan poniendo en peligro la integridad del ecosistema amazónico.

Sin embargo, a pesar de estos desafíos, existen motivos para mantener la esperanza. El avance en el desarrollo de tecnologías y estrategias innovadoras por parte de centros de investigación científica está proporcionando herramientas valiosas para monitorear, restaurar y conservar la Amazonia.

Estas herramientas permiten no solo frenar la deforestación, sino también identificar prácticas sostenibles que puedan armonizar las necesidades de las comunidades locales con la protección del medio ambiente. Además, se ha consolidado un robusto marco jurídico a nivel nacional e internacional que proporciona instrumentos eficaces para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los efectos del cambio climático.

Uno de los mayores factores de esperanza en la lucha por la Amazonia son los pueblos indígenas que habitan esta región desde tiempos ancestrales. Estas comunidades, que han desarrollado una relación de profunda conexión con la naturaleza, han liderado con vigor la protección de sus territorios, culturas y espiritualidad.

En un mundo donde el cambio climático y la degradación ambiental parecen implacables, los pueblos indígenas de la Amazonia han demostrado una resiliencia extraordinaria, utilizando su conocimiento tradicional para defender el bosque y sus recursos. Cada vez más, se reconoce que estas comunidades son fundamentales para la preservación de los ecosistemas amazónicos y su biodiversidad.

Paralelamente, la conciencia global sobre la importancia de la Amazonia sigue creciendo. La sociedad civil se está movilizando a través de diversas organizaciones y redes internacionales para apoyar la conservación de la selva tropical.

Nudy María Oviedo, líder religiosa del Movimiento Misionero Bethesda y coordinadora de los capítulos de IRI en Cartagena del Chairá, La Primavera y Remolinos del Caguán.

Un ejemplo de esta movilización es la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales (IRI), que reúne a líderes religiosos de diferentes tradiciones con el objetivo común de proteger los bosques. IRI-Colombia ha unido fuerzas con otras organizaciones para trabajar en la protección de la Amazonia, abordando la crisis desde una perspectiva ética y moral.

En este contexto, la COP16, que se celebrará en Cali, ofrece una oportunidad única para impulsar acciones concretas que protejan la Amazonia y sus habitantes.

“Decálogo de paz con la naturaleza para la Amazonia colombiana”, de la Alianza Escucha la Amazonia.

Desde IRI-Colombia, junto con la Alianza Escucha la Amazonia, llevaremos un mensaje de urgencia a los líderes políticos y la sociedad civil presentes en la conferencia, plasmado en el “Decálogo de paz con la naturaleza para la región amazónica”. Este documento sintetiza las acciones más urgentes que deben tomarse para detener la deforestación, proteger la biodiversidad y salvaguardar los derechos de las comunidades que dependen del bosque.

El Decálogo se estructura en torno a tres pilares clave:

  1. Detener la deforestación: Es crucial desarrollar programas ambiciosos y metas concretas que incluyan en los planes nacionales de biodiversidad estrategias para poner fin a la deforestación en la región amazónica. El enfoque debe estar en la conservación a largo plazo y en garantizar que el desarrollo económico de la región no comprometa su ecosistema vital.
  2. Reconocer el rol de las comunidades locales: Los pueblos indígenas y las comunidades afrodescendientes y campesinas han sido los guardianes históricos de la Amazonia. Es fundamental reconocer y proteger sus contribuciones a la conservación del bosque, así como garantizar sus derechos territoriales y culturales. La protección de la Amazonia no puede separarse de la protección de las personas que la habitan.
  3. Promover la mitigación del cambio climático y la conservación de la biodiversidad: Es urgente avanzar en la implementación de mecanismos que fortalezcan la gestión sostenible de los recursos naturales y que promuevan una reducción efectiva de las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos mecanismos deben estar alineados con los compromisos internacionales en la lucha contra el cambio climático.

Además de estos pilares, el Decálogo destaca la necesidad de un modelo de ordenamiento territorial que garantice los derechos humanos de las comunidades indígenas y que articule una gobernanza inclusiva de los territorios.

También es esencial fortalecer la política de educación ambiental a nivel nacional, para que las futuras generaciones comprendan la importancia de la Amazonia en el contexto del cambio climático y la conservación global.

La colaboración entre comunidades religiosas y organizaciones ambientales es clave para construir una alianza poderosa que aborde la crisis amazónica desde una perspectiva integral. Los líderes religiosos tienen un rol único que desempeñar, ya que su influencia moral y espiritual puede movilizar a amplios sectores de la sociedad.

Al sensibilizar sobre la importancia ética de la conservación de la Amazonia, pueden lograr que la protección de este ecosistema se convierta en una prioridad no solo ambiental, sino también moral y social.

La COP16 en Cali, por tanto, no es solo una conferencia para discutir políticas. Es una oportunidad para unir fuerzas, movilizar voluntades y tomar acciones decisivas en defensa de la Amazonia.

Los líderes religiosos y sociales tienen un papel transformador que desempeñar en esta lucha, ya que sus voces pueden ser un faro de esperanza en un mundo que enfrenta desafíos ambientales sin precedentes. La protección de la Amazonia es un imperativo global que requiere de un compromiso ético, político y social a largo plazo.

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