El aporte crucial de los líderes religiosos y sociales a la protección de los bosques tropicales, es el tema de la ponencia presentada por IRI-Colombia en el foro “COP16: Territorio, paz y biodiversidad”, realizado del 21 al 25 de octubre en Cali, y liderado por Dipaz Colombia, el Consejo Mundial de Iglesias, Qonakuy, la Corporación Universitaria Reformada, Unibautista, Recapazitando y Tearfund.
Algunos de los puntos destacados por Diana Cristina Carvajal durante la segunda jornada del foro, en la cual se abordaron asuntos clave de incidencia durante y después de la Cumbre de Biodiversidad, fueron la gran influencia moral y la capacidad de convocatoria y movilización de los líderes religiosos, así como el aporte de los líderes sociales en el ámbito de la justicia social y la defensa de los derechos de las comunidades locales.
“La moralidad y el sentido de justicia inherentes a los líderes religiosos y sociales, son esenciales para movilizar a las comunidades e influir en políticas públicas y proyectos de conservación”, expresó la oficial de programa de IRI-Colombia. Además, resaltó que la dimensión moral de la protección de los bosques tropicales no se trata únicamente de una cuestión técnica o científica, sino de un asunto profundamente moral, en el que los líderes religiosos tienen un rol vital.
En el panel, la acompañaron Luciana Peterson, pastora de la iglesia Bautista, activista femenina y coordinadora de Comunicación del Instituto de Estudios de Religión de Brasil (ISER), y Paulo Sampaio, articulador político-religioso del proyecto Fe en el Clima, de la misma institución. “Nuestro tiempo exige de nosotros una profecía que pasa por el cuidado de la casa común, del medio ambiente, de la naturaleza”, señaló el también líder religioso, quien además se refirió a la relación entre la justicia social y el cuidado socioambiental.
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En la segunda parte de la jornada, participaron María José Tejedor, de ACT Alliance; Humberto Shikiya, del Consejo Mundial de Iglesias; Loida Carriel, de Tearfund; y el diácono Alirio Cáceres, de la plataforma Ecoespiritualidad.
Mientras María José Tejedor resaltó la necesidad de hacer una revisión minuciosa e involucrarse en la implementación de los planes nacionales de biodiversidad y el Marco Global de Biodiversidad, la experta en derechos humanos y líder del equipo de América Latina de Tearfund, Loida Carriel, abordó el profundo impacto de la contaminación por plásticos en los diferentes ecosistemas y el potencial de la incidencia política a través de la movilización de las comunidades de fe, en especial, de jóvenes cristianos, al convertirlos en agentes de transformación política y social.
“No solo se trata de luchar contra el cambio climático, sino de cómo regenerar la naturaleza. Eso tiene que ver con los enfoques económicos que debemos impulsar: una economía de la vida y una economía del bien común”, expresó el representante del Consejo Mundial de Iglesias y acompañante de las mesas de diálogo entre el gobierno colombiano y el Estado Mayor Central de las FARC EP, Humberto Shikiya, quien se refirió a la relación entre la pérdida de biodiversidad y el cambio climático, la vulnerabilidad de Colombia ante los efectos de este último, y la financiación de la biodiversidad y la protección del clima.
El diácono Alirio Cáceres, por su parte, señaló la estrecha relación entre la biodiversidad y la paz, y resaltó la urgencia de declarar la naturaleza como sujeto de derechos y de cambiar los estilos de vida. “Hay que poner el dinero al servicio de la dignidad humana, en la protección de derechos humanos y el cuidado de los territorios. El asunto financiero es clave, pero con una concepción renovada de cómo utilizar el dinero”, sentenció.
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