IRI-Colombia y 15 organizaciones aliadas hacen un llamado a reconocer el papel esencial de los bosques tropicales en la seguridad hídrica y climática del país, y a unir la fe, la conciencia y la acción para proteger la Amazonía y garantizar el agua para las generaciones futuras.

“Hoy, 2.000 millones de personas viven con escasez de agua y el 90% de los desastres naturales están relacionados con ella. El agua es un elemento esencial para la vida y es la vida lo que está en riesgo si no actuamos para protegerla”, sentenció Diana Cristina Carvajal durante el lanzamiento de la campaña nacional “Sin bosques no hay futuro”, el pasado 26 de agosto en la capital del país.
Con estas palabras, la oficial de comunicaciones de IRI-Colombia dio inicio a la presentación de esta ambiciosa iniciativa, que busca ampliar la conciencia sobre la importancia de los bosques tropicales, su papel esencial en el ciclo hídrico y la urgente necesidad de protegerlos como una estrategia crucial para garantizar el agua y prevenir emergencias climáticas relacionadas con este líquido vital.
El evento, realizado en el Hotel Radisson Metrotel, contó con la presencia de más de cuarenta líderes religiosos y representantes de organizaciones confesionales, y una delegación de treinta periodistas de medios de comunicación de la Amazonía y de Bogotá.
Uno de los principales objetivos de “Sin bosques no hay futuro”, señala la comunicadora, es fortalecer el movimiento nacional por la protección de los bosques tropicales amazónicos que viene consolidando la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales desde hace siete años, a través del respaldo y la alianza con diferentes organizaciones.
En la actualidad, la campaña cuenta con el respaldo de 15 organizaciones: la Red Eclesial Panamazónica (REPAM Colombia), Pastoral Social Cáritas Colombiana, el Consejo Interreligioso de Colombia, la Confederación Evangélica de Colombia, la Iglesia Bautista Central, la Iglesia Sirio Ortodoxa de Antioquía, Diálogo Intereclesial para la Paz (DiPaz Colombia) la Corporación Universitaria Reformada, la Escuela Regional de Liderazgo Ambiental, la Gobernación de Putumayo, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Putumayo, la Asociación Colombia de Geógrafos (ACOGE), la Asociación Colombiana de Ingenieros Ambientales y Sanitarios (ACODAL), la emisora Colombia Stereo y el periódico comunitario Notas de Acción.
Crisis hídrica en el país
Sequías extremas, racionamientos, incendios forestales, inundaciones, deslizamientos de tierra y avalanchas han estado a la orden del día en nuestro país durante los últimos cinco años. Según los datos entregados por la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) en sus inventarios anuales, de 2020 a 2024 se presentaron más de 21.700 emergencias climáticas en el país relacionadas con la escasez o el exceso de agua.
De acuerdo con Diana Cristina Carvajal, el crecimiento vertiginoso de la población, la aceleración de la urbanización y las necesidades en materia de agua de los sectores agrícola, industrial y eléctrica, han incrementado de forma alarmante la demanda de agua, poniendo en riesgo la seguridad hídrica para millones de personas en el mundo.
“Esto sumado al incremento de las temperaturas debido al cambio climático, nos enfrenta a un panorama crítico que amenaza el bienestar de la humanidad”, subrayó.
Conciencia + acción
“Sin bosques no hay futuro” fue creada con el ánimo de visibilizar la relación directa que hay entre el estado de los bosques tropicales amazónicos y la salud y el bienestar de las personas no sólo de la Amazonía sino del país y de la región, en general.
La campaña articula tres componentes esenciales: las comunicaciones, la incidencia política y el trabajo en el territorio. Así lo explicó la comunicadora y magíster en Comunicación, Periodismo y Humanidades, quien se refirió a las estrategias de esta iniciativa para llegar no sólo a la población amazónica, sino al país entero. “Sin bosques no hay futuro” busca despertar la conciencia a nivel nacional sobre la importancia de los bosques amazónicos para toda Colombia. “Necesitamos que en el resto del país entendamos que la Amazonía también tiene que ver con nosotros. Lo que sucede allá nos afecta directamente”, apuntó.
El componente de comunicaciones, incluyó la elaboración de una serie de productos como una cartilla y piezas gráficas, sonoras y audiovisuales, que permitirán transmitir de forma eficaz estos mensajes.
La cartilla, del mismo nombre de la campaña, brinda una mirada panorámica sobre las diferentes aristas de la crisis del agua y su conexión con los bosques tropicales. Aborda el derecho al agua; el impacto del cambio climático en la disponibilidad del líquido y en la aparición de eventos meteorológicos extremos; la relación entre los bosques y el ciclo hídrico, y cómo ayudan a garantizar el agua y a prevenir emergencias climáticas, entre otros temas.
Da clic aquí y conoce la cartilla Sin bosques no hay futuro.

Así mismo, “Sin bosques no hay futuro” incluye una serie de cuñas radiales que se han emitido durante dos meses en nueve emisoras de radio de la Amazonía colombiana y una serie de mensajes clave que se divulgaron a través de las redes sociales de la Iniciativa y de las organizaciones aliadas a lo largo de todo un mes.
“Todas estas actividades tienen por objetivo que el mensaje de la campaña se traduzca en compromisos institucionales, políticas públicas y transformaciones estructurales en defensa de los bosques tropicales y de los pueblos que los habitan”, expresó Blanca Lucía Echeverry, coordinadora nacional de IRI-Colombia, sobre los otros dos componentes de la campaña: la incidencia política y el trabajo en el territorio a través de los capítulos locales de la Iniciativa.
Es por esto que, “Sin bosques no hay futuro” funcionará como una herramienta de incidencia pública que reforzará el trabajo político, ético y territorial de IRI-Colombia y se articulará con acciones concretas de diálogo político, formación ciudadana e incidencia legislativa.
Para el próximo año, la Iniciativa tiene planeado realizar acciones que van desde la promoción de audiencias públicas, foros y espacios de interlocución con autoridades locales, regionales y nacionales; hasta la articulación con organismos de control –la Procuraduría, la Defensoría del Pueblo y la Contraloría– para garantizar el cumplimiento de los compromisos ambientales del Estado.
De la fe a la acción
Los 46 capítulos locales de IRI-Colombia ubicados en la Amazonía ayudarán a garantizar que “Sin bosques no hay futuro” no sea solo una narrativa nacional, sino una fuerza viva en los territorios amazónicos, impulsada desde la fe, la conciencia ambiental y la acción colectiva, apuntó la coordinadora de IRI-Colombia.
“La conservación también es un acto de fe y esperanza. Tiene que haber un mañana y un futuro que iremos construyendo cada día con nuestras acciones. De modo que la conservación tenga un nuevo significado con nuevos elementos: la fe y la esperanza, por supuesto, pero también la restauración emocional y física”, resaltó el biólogo y magíster en Ciencias, Javier Eduardo Mendoza, conferencista invitado del lanzamiento, quien dictó la charla “Más allá de los árboles: un pacto sagrado por la conservación amazónica”.
Durante su ponencia, el experto en conservación de la biodiversidad, cambio climático, desarrollo sostenible y ordenamiento territorial se refirió a las diversas cualidades físicas, biológicas y ecológicas del bosque amazónico, que le permiten ofrecer servicios ecosistémicos vitales para la humanidad, como la producción de oxígeno, la purificación del agua y la creación de inmensos ríos voladores que surten de agua a casi todo el subcontinente suramericano.
“Alguna vez nos hemos detenido a pensar exáctamente qué es un bosque y para qué sirve. Estas son preguntas clave, porque si no sabemos las respuestas, no podremos hacer nada realmente asertivo para protegerlo”, resaltó.
De acuerdo con el experto, el bosque no es una máquina que realiza un trabajo preciso, sincronizado, con el mismo resultado siempre. Por el contrario, es un sistema vivo e inteligente, que tiene la capacidad de aprender, es complejo, adaptativo y funciona como una red neuronal, donde sus hongos y raíces pueden transmitir energía e información a grandes distancias. “Son especies vivas hablando e interactuando entre ellas para mantener sistemas cada vez más amplios, más grandes y más complejos”, señaló.
Javier Eduardo Mendoza reflexionó también sobre la dimensión espiritual que hay inscrita en cada una de las dinámicas ecológicas del bosque y el papel crucial que están llamados a cumplir los líderes religiosos en la protección del bioma amazónico.
En sus palabras, cada una de estas cualidades y procesos –micros y macros– son una pista para hallar a Dios y una manera de demostrarle a la gente lo cerca que está Dios de nosotros.
“Sin bosques no hay futuro” espera llegar a más de dos millones de personas en la Amazonía y muchas más en toda Colombia. Por esta razón, además de presentar oficialmente la campaña invitó a las diferentes iglesias, organizaciones y medios de comunicación a unirse a esta iniciativa.
“La fe es movimiento, es acción, es esperanza. Queremos invitarlos de corazón a que se vinculen muy activamente. Quienes hacen investigación científica, quienes crean las políticas públicas, los proyectos y las estrategias de país, los necesitan a ustedes, a su poder de convocatoria y su poder de convencimiento, para que el cambio ocurra”, concluyó Javier Eduardo Mendoza.
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