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Biodiversidad amazónica, una red virtuosa de vida

La vasta biodiversidad amazónica es un factor determinante del sistema climático global, del ciclo del carbono –por tanto, del cambio climático– y de los sistemas hidrológicos hemisféricos. Te contamos cuáles son las condiciones que hacen de este bioma una fuente excepcional de vida para el planeta.

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“La naturaleza no es un recurso para ser explotado. No es simplemente un escenario geográfico, paisajístico, una especie de escenografía estática e imovil donde se desarrolla la actividad humana. Es el sistema de la vida del cual somos parte y requerimos volver a entrar en una sincronía con ella”, señaló la ministra de Ambiente Susana Muhammad, durante el foro Biodiversidad y la COP16, sobre la necesidad de transformar la forma de entender la naturaleza y relacionarnos con ella.

El bioma amazónico es la joya de la corona en esta materia gracias a que alberga más del 10% de la diversidad biológica del mundo. De acuerdo con los datos del Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SIB), tan solo en nuestro país, la Amazonia cuenta con 46.632 especies, pero se estima que la cifra puede ascender a más de 320.000, debido a que en la actualidad no existe un registro total de todas las especies que habitan este importante bioma.

La científica, docente y experta en biodiversidad, María Daniela Pulido, nos explica cuáles son las características de la diversidad biológica en la Amazonia colombiana y las condiciones geológicas, hidrográficas y climáticas que hacen de esta, una región excepcionalmente biodiversa.

¿Cuál es el origen de la Amazonia?

La formación de la cuenca amazónica inició hace aproximadamente 100 millones de años. Tiene su génesis cuando la Pangea, un supercontinente que existió al final de la era paleozoica y comienzos de la mesozoica, empezó a fracturarse y a dividirse.

Debido al movimiento de las placas tectónicas terrestres y oceánicas se comenzaron a crear unos solapamientos de la corteza terrestre, dando lugar a las cadenas montañosas. De esta forma, a lo largo de diferentes periodos geológicos se creó la cordillera de los Andes, la llanura amazónica (hace 20 millones de años, aproximadamente) y un piedemonte de transición entre ambas regiones.

Por otra parte, debido a la variabilidad climática, la Tierra ha experimentado épocas de enfriamiento y calentamiento. Gracias a esta dinámica natural del planeta ocurrieron deshielos que dieron origen al mar de Tetis, que en dos ocasiones inundó no solo en el bioma amazónico sino en gran parte del continente suramericano, empezando así la formación de algunas cuencas como la Amazónica y la del Orinoco.

La Amazonia es una de las regiones más biodiversas del mundo. ¿Su conformación geológica incide en esta riqueza en materia de biodiversidad?

Precisamente toda esta transformación geológica le ha dado a la Amazonia unas características únicas. Por ejemplo, hace que haya una relación directa entre las cadenas montañosas de los Andes y la llanura Amazónica, porque gran parte de la sedimentación proviene de las cuencas altas de la zona andina y se deposita en las cuencas bajas, es decir, en la Amazonia.

Por otra parte, los vientos alisios viajan desde el océano Atlántico llevando consigo humedad y componentes oceánicos. Al estrellarse con los Andes, este contenido se deposita en la Amazonia mediante las precipitaciones, generando las condiciones climáticas particulares del bosque húmedo tropical, donde hay una humedad relativa mayor que crea un ambiente semejante a un invernadero gigante, que contribuyen a la proliferación de especies.

Esto, sumado a que estamos ubicados en la zona ecuatorial, donde no tenemos estaciones y, por tanto, no hay diferencias climáticas marcadas en un mismo año,  permite que se conserve las mismas características de precipitaciones, temperatura y humedad relativa. Ese conjunto de variables uniformes junto con las condiciones del suelo conforman esta dinámica ecológica, biológica y climática tan interesante de la Amazonia.

Murciélago Artiveus lituratus. Foto: Catálogo de Biodiversidad, SIB.

¿Qué es la biodiversidad?

Es la variedad de vida que existe en la Tierra, en todas sus formas. Tiene diferentes componentes, como la diversidad de especies de fauna y flora, genética –la variabilidad de genes entre organismos de una misma especie– y de ecosistemas; pero también abarca la interrelación entre las especies y entre los diferentes ecosistemas, que pueden ser terrestres, acuáticos o mixtos, como los manglares, que son una combinación de fauna y flora de ecosistemas terrestres y acuáticos.

¿Cuáles son las principales características de la biodiversidad en la Amazonia?

Las interacciones ecológicas, planta-animal y tróficas, son centrales en esta región. Determinan todos los aspectos de los bosques amazónicos y son responsables de su composición, la regulación de especies y la generación de biodiversidad.

En una cadena trófica es muy importante que exista equilibrio entre la flora y la fauna. En la Amazonia estos dos componentes bióticos se relacionan directamente dado que la dispersión y la polinización de las plantas amazónicas se da principalmente por los animales. Por una parte, tanto mamíferos como aves consumen las semillas y las dispersan; por otra, los insectos contribuyen con la polinización. De esta manera contribuyen con la supervivencia de muchas especies. De acuerdo con el Panel Científico por la Amazonia, Entre el 80 y 90% de los árboles dependen de los animales para la dispersión de semillas y hasta el 98% de las plantas dependen de los animales para la polinización.

Por otra parte, la Amazonia tiene la mayor cantidad de endemismos a nivel mundial, como resultado de las barreras geográficas formadas por los cuerpos hídricos.

¿Qué son las barreras geográficas y cuál es su relación con la biodiversidad?

Son límites físicos o ecológicos, como las formaciones montañosas o los ríos, que determinan la distribución de especies. La teoría de la evolución de Darwin menciona que existen procesos de adaptabilidad y de transformación de las especies según los tipos de ecosistemas o las zonas donde se encuentran. Las barreras geográficas aíslan pequeñas comunidades de organismos. Al no permitir que exista un intercambio genético con otras poblaciones de organismos, genera los endemismos.

Mapa de la selva amazónica. Tomado de Mapa: tomado de “Perfiles urbanos en la Amazonia”, del Instituto Sinchi.

¿Las condiciones hidrológicas de la región también influyen en la amplia variedad biológica de la Amazonia?

Claro que sí. En este tema la zona Andina tiene unas funciones naturales importantes. Allí nacen los principales ríos amazónicos, que con el drenaje natural arrastran material sedimentado hasta las cuencas bajas del Orinoco y la Amazonia. Es decir, la arena que se mueve bajo el agua arrastra nutrientes y microorganismos que ya murieron y enriquecen el suelo, contribuyendo con la conservación y proliferación de la vegetación, la macrofauna y la microfauna.

Es importante tener en cuenta que las condiciones hídricas de la Amazonia no solo se refieren al flujo de las cuencas hidrográficas, sino también a lo que denominamos ‘ríos voladores’. Estos también cumplen un papel muy importante en el desplazamiento de los nutrientes y forman parte del proceso vital de la fauna, porque al tener mayor cantidad de cuerpos hídricos hay menor competencia para el consumo hídrico entre los organismos.

Históricamente la Amazonia ha estado amenazada por la deforestación, ¿cuál es el impacto causado por la pérdida de bosque en la biodiversidad?

La deforestación incide en el aumento de la temperatura en los microclimas. Esa modificación de la dinámica de las variables climáticas de los ecosistemas afecta el equilibrio de las especies susceptibles a los cambios de clima, como los anfibios, e incluso puede llevar a la extinción de especies, alterando el funcionamiento de los mismos ecosistemas.

Deforestar de forma masiva no sólo impulsa la pérdida de biodiversidad, sino que además, impacta el ciclo hidrológico. Por ejemplo, los árboles y la vegetación funcionan como una barrera protectora entre la atmósfera y el suelo. Al dejar de existir, la lluvia cae directamente al suelo, produciendo el lavado de sus nutrientes –que son los estimuladores del crecimiento de la vegetación–, y drenando hacia los cuerpos hídricos. Esto genera un impacto adverso no solo en los ecosistemas, sino en el bioma, en general.

Por otra parte, la deforestación reduce el hábitat de las diferentes especies, afectándolas de forma negativa. Una muestra es lo que ocurre con la danta amazónica (tapirus terrestris), una especie endémica que se encuentra en peligro de extinción debido a la alta deforestación, entre otras causas. Este animal requiere de grandes extensiones de territorio para caminar. Al disminuir el área de su hábitat debido a la pérdida de bosque, su especie se afecta.

Así mismo, la pérdida de bosque incide en las interacciones ecológicas –que ayudan a la dispersión, la proliferación y el equilibrio de un ecosistema–, pues al reducir el área del bosque, la gran diversidad de organismos que lo habitan deben desplazarse y agruparse en otro lugar.

¿Cómo afectan a los ecosistemas y a las diferentes especies esos desplazamientos forzosos?

Puede provocar una sobrepoblación de algunas especies, la competencia en el rol de depredación o que las especies más vulnerables, como las que no se reproducen con facilidad, se vean amenazadas.

Ligado a eso está el tema de la plasticidad genética, es decir, la capacidad de una especie de adaptarse a las nuevas condiciones abióticas de un sistema cambiando su genética. El tucán del Amazonas, por ejemplo, tiene la capacidad de cantar con un volumen alto, lo que le permite ser escuchado dentro de su población. Esta especie utiliza el canto para buscar pareja, reproducirse o alimentarse. Sin embargo, este tucán que en la Amazonia ‘grita’, al ser desplazado a la región Andina creará una perturbación sonora del bosque con su canto, generando un desequilibrio dentro de ese ecosistema. Si sucediera al contrario y una especie de ave de páramo, que producen cantos suaves, descendiera a la altitud de la Amazonia, donde todas las especies cantan más duro, se verían afectados sus comportamientos reproductivos porque el otro individuo no lograría escucharlo y, por tanto, no se van a encontrar ni a comunicar. La plasticidad genética permitiría, por ejemplo, que en unos 50 o 100 años esa especie de tucán disminuya el volumen de su canto, se adapte a la zona Andina y de pie a una nueva especie. No obstante, si la especie no logra adaptarse, tiende a la extinción.

Se dice que la humanidad depende de otras formas de vida, ¿cómo se da esta relación?

Tener un ecosistema regulado debidamente asegura la provisión de alimentos para las comunidades locales y la mayor parte de los medicamentos, como los antibióticos, dependen de la flora y la fauna.

También dependemos de la naturaleza para la purificación del recurso hídrico y del aire. Si hablamos de un desbalance climático también hay desequilibrio de la biodiversidad y la regulación de los microclimas y los macroclimas. Los páramos, por ejemplo, reciben las precipitaciones, que se acumulan y drenan purificados por las escorrentías y los nacimientos de los ríos. Esa interrupción natural de las dinámicas biológicas y ecológicas afecta la purificación del agua y del aire.

Además, los bosques cumplen un papel fundamental en el secuestro de dióxido de carbono de la atmósfera, contribuyendo a reducir el efecto invernadero y, por tanto, el calentamiento global.

¿De qué manera contribuye la protección de los bosques tropicales amazónicos a la conservación de su biodiversidad?

El ser humano genera una afectación a la naturaleza solo por el hecho de respirar. Debemos llegar a una convivencia entre lo natural y los efectos de las actividades humanas. Adelantar procesos de conservación de los bosques y de los diversos ecosistemas hará que disminuya ese impacto y que el sistema ecológico se regule. Al disminuir la presión sobre la biodiversidad, habrá regulación climática y disminuirá el calentamiento global. Es primordial la eco-convivencia, porque todos tenemos derecho a un lugar en la Tierra.

Mono araña (Ateles belzebuth). Foto:  Catálogo de Biodiversidad, SIB.

Inventario de especies en la Amazonia colombiana

  • De acuerdo con el Sistema de Información sobre Biodiversidad en Colombia (SIB), la región amazónica cuenta con 46.632 especies (58% del total de especies en el país),
  • 841 de ellas endémicas. Sin embargo, se calcula que la cifra puede ascender a 320.674 especies.
  • La Amazonia alberga el 58% de las especies del país. Cuenta con 16.749 especies de animales: 9.542 de vertebrados y 13.371 de invertebrados. Del primer grupo tiene 761 especies de mamíferos, 4.659 de aves, 740 de reptiles, 643 de anfibios y 2.736 de peces. Del segundo grupo, 367 especies de arácnidos, 71 de crustáceos y 147 de moluscos. Además cuenta con 1.233 especies de hongos y 492 de bacterias.
  • En cuanto a la flora, los seis departamentos amazónicos albergan 29.142 especies de plantas: 26.425 de angiospermas, 58 de gimnospermas, 1595 de helechos, 572 de musgos y 272 de hepáticas. Además cuenta con 397 especies de líquenes, 1.167 de orquídeas, 268 de magnolias, 471 de palmas, 843 de bromelias, labiadas y pasifloras, y 36 de maderables.
  • Sin embargo, esta gran riqueza de especies se encuentra amenazada. En total, 393 se encuentran en riesgo: 30 en peligro crítico, 116 en peligro y 228 en estado vulnerable.
  • Algunas de las especies más representativas amenazadas son: el mono diablito negro (Callimico goeldii) (VU), el mico de bolsillo (Cebuella pygmaea) (VU), el delfín rosado (Inia geoffrensis) (EN), el tigrillo (Leopardus tigrinus) (VU), el oso palmero (Myrmecophaga tridactyla) (VU), la danta (Tapirus terrestris) (VU), el pecari labios blancos (Tayassu pecari) (VU), el mono bonito de Caquetá (Plecturocebus caquetensis) (CR), la guagua loba (Dinomys branickii) (VU), el mono araña (Ateles belzebuth) (EN), el cedro o caoba (Swietenia macrophylla) (CR), el roble o algarrobo (Quercus humboldtii) (VU), el cedro negro o nogal (Juglans neotropica) (EN), el abarco (Cariniana pyriformis) (CR).

María Daniela Pulido es ingeniera ambiental de la Corporación Universitaria del Huila, especializada en Sistemas de Información Geográfica y magíster en ingeniería y gestión ambiental.
Su trabajo se ha enfocado en las áreas de ingeniería ambiental y geológica, zoología, ornitología, ciencias biológicas del comportamiento, ecología y conservación de la biodiversidad. 
Actualmente es docente de la Fundación Universitaria Uninavarra, donde lidera el grupo de investigación Navarra Ingenierías. Ha desarrollado investigaciones sobre sistemas de información geográfica, biología de la conservación y la ecología, manejo y conservación de avifauna, grandes mamíferos de alta montaña, fauna vertebrada en general y conservación ecosistémica, entre otros temas.