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Incendios forestales: el enemigo que devora la selva amazónica

En 2024, los incendios forestales alcanzaron niveles alarmantes a nivel mundial, afectando significativamente regiones como la Amazonia. Cada año, miles de hectáreas de bosques amazónicos son arrasadas por el fuego, con graves consecuencias ambientales y sociales. El experto Carlos Torres Becerra nos explica las causas de los incendios, su impacto ecológico y social, y las estrategias necesarias para prevenirlos.

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Foto: Freepik.

En enero de este año y durante casi un mes, el mundo entero presenció segundo a segundo, a través de las pantallas de sus televisores y teléfonos móviles, las imágenes aterradoras de una serie de megaincendios forestales ocurridos en el área metropolitana y regiones circundantes de Los Ángeles (California). Las llamas redujeron a cenizas más de 15.000 hectáreas de bosque, destruyeron más de 16.000 estructuras y cobraron 29 vidas humanas.

Cada año los incendios forestales arrasan millones de hectáreas de bosques, produciendo un impacto letal en la biodiversidad, el equilibrio climático, la economía, la salud pública y el bienestar de las comunidades. El año pasado, uno de los principales afectados fue Brasil, dónde se incineraron 22.38 millones de hectáreas de bosque, lo cual produjo un incremento del número de personas afectadas por enfermedades respiratorias y, de acuerdo con el sistema de monitoreo Copernicus, se liberaron más de 180 megatoneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.

Por otro lado, 2024 fue el año más caluroso registrado desde la era preindustrial y la temperatura media global superó los 1.5 grados recomendados para mantener a raya el cambio climático que, alertan los expertos, tendrá graves consecuencias a nivel planetario. Entre ellas, la alta posibilidad del incremento de los incendios forestales, tanto en cantidad como en frecuencia.

Qué son los incendios forestales y por qué el cambio climático nos enfrenta a un escenario catastrófico en esta materia. Para entender más este fenómeno entrevistamos al ingeniero forestal y abogado Carlos Torres Becerra, experto en gestión de riesgos de desastres.

Foto: Freepik.

¿Qué es un incendio forestal?

El fuego ha sido una herramienta valiosa para el ser humano, que contribuyó a su evolución. Sin embargo, con el paso de los tiempos, a la hora de definir políticas públicas ha quedado enmarcado como un ‘enemigo’ y por eso hoy, en varios países se habla de programas de lucha contra el fuego.

En la actualidad, sigue siendo una herramienta de gran ayuda y está presente en muchas de nuestras actividades cotidianas. Por ejemplo, lo usamos para cocinar o en procesos de fundición. El problema surge cuando no lo sabemos usar o no tomamos las medidas adecuadas y se sale de control, consumiendo áreas que no se tenía previsto quemar.

Para clasificar los incendios forestales, las bases de datos internacionales parten de dos factores: el tipo de cobertura que se está quemando y el tamaño de la superficie afectada. El primero varía según el concepto de cada país sobre lo que se entiende por una “zona forestal”, lo cual depende del tipo de coberturas vegetales que posean, que en su gran mayoría debe corresponder a árboles y arbustos. El segundo, varía según las normativas de cada nación y está ligado a la densidad de especies árboreas existentes dentro del área afectada.

En Colombia podemos encontrar alrededor de diez definiciones diferentes en documentos de tipo técnico o cartillas de capacitación. La Resolución 0373/20 de la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo de Desastres (UNGRD) define los incendios de la cobertura vegetal y los incendios forestales como si fueran dos fenómenos distintos: en el primer caso, se dice que es un “fuego sobre la cobertura vegetal de origen natural o antrópico que se propaga sin control, que causa perturbaciones ecológicas afectando o destruyendo una extensión superior a 5.000 m2, ya sea en zona urbana o rural, que responde al tipo de vegetación, cantidad de combustible, oxígeno, condiciones meteorológicas, topografía, actividades humanas, entre otras”; esto es media hectárea, el equivalente a una cancha oficial de fútbol. En el segundo, define un incendio forestal como el “fuego originado en zonas rurales que se propaga libre y descontroladamente, cuyo combustible es la cobertura vegetal viva o muerta”. Así las cosas, resulta difícil precisar el tipo de cobertura vegetal afectada y el tamaño de la superficie recorrida por el fuego.

¿Los incendios forestales tienen algún tipo de clasificación?

Pueden ser de tres clases: de origen natural, cuando ocurren como consecuencia de los volcanes o de los rayos. En el primer caso, debido a la lava ardiente, y en el segundo porque aunque estas descargas eléctricas suelen caer acompañadas de lluvia, lo que reduce la posibilidad de que ocurran incendios, en algunas zonas se producen sin que haya precipitaciones. Tal es el caso de regiones como la Orinoquia o parte de la Amazonia, donde Colombia no tiene una adecuada cobertura de instrumentación para su medición, que permita tener la dimensión real de su magnitud.

Otra clase de incendios son los que resultan de la interacción de la naturaleza con el ser humano: allí se encuentra el famoso “efecto lupa”, es decir, la interacción de los rayos solares con el vidrio. Sin embargo, como resultado de diferentes investigaciones realizadas en Estados Unidos se ha encontrado que difícilmente se puede producir un incendio por esta causa en un ambiente natural y en muy pocas ocasiones se ha podido realizar en laboratorio. Vale la pena señalar que para ello se utilizan vidrios de la misma calidad al de las botellas y recipientes que se usan en la cotidianeidad

El tercer tipo de incendios forestales son los de origen antrópico. Se producen como consecuencia de la forma como el hombre se relaciona con el fuego, al utilizarlo en sus actividades sin tomar las debidas precauciones. Por lo general, ocurre cuando los seres humanos utilizan el fuego para cubrir una necesidad y se sale de control abarcando áreas que no tenían previsto afectar. Un ejemplo de esto son las quemas, que suelen hacerse para eliminar basura, preparar terrenos para la agricultura o la ganadería o hacer la conversión del uso del suelo y pasar de zonas forestales a usos pecuarios o agrícolas.

Otra causa antrópica, pero de tipo accidental, es cuando ocurren accidentes como explosiones, incendios estructurales o la caída de líneas de tendido eléctrico dentro de zonas de vegetación, que terminan convirtiéndose en incendios forestales.

¿Qué factores meteorológicos o climáticos inciden en el hecho de que un incendio adquiera más velocidad o fuerza y se propague rápidamente?

Es importante entender el proceso de un incendio. Una vez aparece el fuego en un lugar, éste va deshidratando la vegetación que encuentra a su alrededor. Cuando se ha secado, este material tiene las condiciones ideales para ser consumido. Al consumirlo, el fuego va creciendo, generando más calor, secando todo lo que está adyacente y consumiéndolo. Y así sucesivamente. Por esta razón, en la época seca, cuando el contenido de agua de la vegetación es mínimo, los incendios se propagan a gran velocidad.

Cuando el fuego está medianamente consolidado, la topografía, el clima y el tipo de vegetación contribuyen a la generación y propagación del fuego, hasta convertirlo en un incendio.  Por ejemplo, en un terreno con pendiente, las distancias entre las plantas son más cortas, permitiendo que el fuego se propague más rápidamente. Por otra parte, la temperatura, la precipitación, la humedad relativa, el brillo solar y la radiación solar, son factores climáticos que ayudan a la generación del incendio. Otros, como la velocidad y la dirección del viento se encargan de hacerlo crecer mucho más, contribuyendo a su propagación.

Por último, el tipo de vegetación está asociado más a la generación del fuego. Cuando hay vegetación muy seca y de hojas bastante pequeñas, el fuego se enciende muy fácilmente. Otros tipos de vegetación más leñosa hacen que el fuego genere más calor, por consiguiente contribuye a la propagación.

¿Cómo inciden el brillo solar y la radiación en los incendios forestales?

Son variables atmosféricas que inciden en la fotosíntesis y en el balance de agua de las plantas. Al incrementar el nivel de brillo solar o de radiación, las plantas contarán con menor cantidad de energía para sus procesos vitales, entrando en un estado de estrés hídrico, porque cuanto mayor brillo y radiación solar, hay mayor transpiración y pérdida de agua. La reducción de humedad en la vegetación hace que el fuego la consuma más fácilmente .

¿Qué temperatura podría alcanzar un incendio forestal?

Eso depende del tipo de planta. Las de troncos grandes, por las propiedades físicas y químicas de la madera, tienen un buen poder calorífico. En ese caso los incendios pueden alcanzar entre 800°C y 900°C. La temperatura máxima documentada de un incendio forestal es de aproximadamente 1.000°C.

Causas más comunes de los incendios

  • De acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (1998), las causas más comunes de la aparición de incendios son:
  • Por negligencia: Cuando se deriva del uso del fuego, en terrenos agrícolas o en el bosque por no haber tomado medidas para evitar su propagación.
  • Intencional: Cuando se inicia fuego con un propósito determinado, cualquiera que este sea. Se clasifican en: Incendiario, el que causa voluntariamente un incendio; piirómano, el que sufre una afección patológica que le incita a provocar un incendio.
  • Por descuido: Cuando una persona utiliza el fuego sin medir las consecuencias que se pueden generar.
  • Accidental: Cuando se provoca un incendio sin haber tenido la intención de iniciarlo.

¿Cuáles son las principales consecuencias de los incendios forestales?

De forma directa, tienen un impacto negativo en los elementos propios de los ecosistemas, pues producen la muerte de flora y fauna. Hay otras consecuencias indirectas como la afectación del suelo, el agua, el aire y el paisaje. También hay otros que no se ven, pero están ahí presentes, como la contaminación del aire, la pérdida del hábitat de especies de flora y fauna, la pérdida de la estructura y la capacidad físico-química del suelo o la contaminación del agua y la alteración del ciclo hidrológico.

¿Por qué razón resultan afectados los suelos y el agua?

Cada tipo de suelo tiene propiedades físicas, químicas y biológicas diferentes. Cuando está expuesto al fuego, esas propiedades se alteran, se quema la materia orgánica y se produce una reacción química que destruye sus agregados. Por otra parte, los árboles ayudan a compactarlo gracias a sus raíces. Al desaparecer por el incendio, el suelo pierde ese sostén. Además, el suelo pierde la capacidad para retener agua, aumenta la escorrentía superficial y se erosiona.

Por otra parte, los incendios emanan diferentes partículas. Las de tamaño pequeño tienen la capacidad de flotar en el aire y desplazarse según la velocidad y dirección del viento; sin embargo, las partículas más grandes, como pedazos de carbón de plantas quemadas, caen a la superficie debido a su peso. Como el incendio también afecta la estructura del suelo, cuando llueve es más fácil que la lluvia y la escorrentía arrastre esa capa superficial, con residuos de las plantas quemadas, generando sedimentación y contaminando las corrientes y cuerpos de agua.

¿Cuál es el impacto de los incendios en la salud humana?

Dependiendo del tipo de vegetación, el incendio libera cierto tipo de gases como el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4). En términos generales, estas emisiones no son tan nocivas para la salud humana; sin embargo, el verdadero problema es el material particulado, cuando su concentración es elevada.

Cuando la planta se quema, no todas las partículas se incineran. El humo está formado por estas partículas sólidas que no se calcinaron por completo. Según la dirección y la velocidad del viento o el relieve, ese humo se va moviendo y puede llegar a diferentes grupos poblacionales o asentamientos, que estarían eventualmente expuestos a este material particulado, contrayendo principalmente enfermedades de tipo respiratorio.

Foto: cortesía FCDS.

¿Un incendio forestal en la Amazonia puede afectar otras zonas del país?

Las partículas podrían viajar desde la Amazonia hasta la región central del país si confluyen factores como que la velocidad y la dirección del viento transporte el material particulado y que el incendio suceda en una zona donde no haya un relieve que funcione como especie de barrera.

Esto requiere de monitoreo para tener una precisión técnica, pero es bastante factible que suceda. Por ejemplo, existen reportes de que a Sudamérica alcanzan a llegar partículas de arena del desierto del Sahara.

¿Hay alguna relación entre la deforestación y los incendios forestales?

Al observar en detalle imágenes de incendios en la Amazonia, se puede ver que lo que emite humo no son árboles en pie, sino troncos caídos. Al parecer, los incendios son usados en su mayoría para hacer la conversión del uso del suelo, es decir, tumban los árboles en época de lluvia, esperan a que se seque el material cortado, de tal manera que en la época seca el fuego se usa para limpiar lo que ya se había talado.

Aunque al ver el humo se podría pensar que estamos ante un incendio forestal, las imágenes dejan ver otra cosa: el proceso de deforestación ocurre antes del incendio. Por esta razón, la mirada institucional a los incendios forestales debería ser distinta en esta región que en la zona andina.

¿Cuál es la relación entre los incendios forestales y el cambio climático?

Los gases emanados durante los incendios tienen impactos negativos a nivel planetario. Se libera dióxido de carbono y metano a la atmósfera, gases de efecto invernadero que contribuyen con el calentamiento global y el cambio climático;  monóxido de carbono, CH4 y óxido de nitrógeno, que aumentan la producción de ozono en la tropósfera; O3, un contaminante que puede ser irritante e incluso tóxico; y amoníaco (NH4), que genera ácido nítrico (HNO3) en la troposfera y contribuye a la lluvia ácida. 

Además, las partículas sólidas (humo, hollín) se difunden por la atmósfera, absorbiendo y reflejando los rayos solares con impacto en el clima más o menos amplio, según la dispersión que alcancen.

Por otra parte, el calentamiento global incide en la aparición de eventos meteorológicos como las sequías extremas. Es importante aclarar que una sequía por sí sola no provoca un incendio forestal, pero crea un ambiente ideal para que un fuego se extienda. El problema es el ser humano y la forma como utiliza el fuego.


De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente1, el cambio climático empeora los incendios forestales, debido a que incrementa las sequías extremas, las altas temperaturas del aire, la baja humedad relativa, los relámpagos y los fuertes vientos que, a su vez, provocan temporadas más cálidas, más secas y más largas, escenario ideal para la propagación del fuego. Al mismo tiempo, los incendios empeoran el cambio climático porque arrasan con ecosistemas sensibles y ricos en carbono como las turberas o los bosques tropicales. Esto convierte los paisajes en fuentes de dióxido de carbono que al quemarse rápidamente ingresa en la atmósfera aumentando el calentamiento global.


¿Cómo se puede contribuir a prevenir los incendios?

Prevenir es evitar que sucedan y la forma de hacerlo, en el caso específico de la gestión de riesgo de desastres, es generando cambios en el comportamiento de las personas. Esto se logra mediante la educación ambiental, con contenidos específicos que apelen a las emociones.

En nuestro país la prevención de incendios siempre se ha abordado desde la prohibición: “no queme”, “no haga fogatas”; sin embargo, alguien que vive en la región y  genera residuos sólidos que no son compostables, pero no tiene un servicio de basuras, ¿qué puede hacer? En esos casos el fuego es un aliado y es necesario usarlo.

El problema macro no es el fuego sino cómo lo usan las personas: el uso para la conversión del suelo, la ausencia de precauciones necesarias para evitar que se expanda –como en algunas actividades de la agricultura o la ganadería–, o los descuidos, pueden generar de incendios que desaparecen grandes zonas de selva.

Es necesario buscar mecanismos para que los habitantes de la Amazonia puedan encontrar una alternativa económica para su supervivencia dentro del territorio, que garantice que ese bosque se mantenga en el presente y para el bienestar de las generaciones futuras.

Por otra parte, en medio de los proyectos de financiación que se obtienen para la Amazonia, se podría pensar en uno para la creación de brigadas de incendios forestales en ciertos periodos del año o para el fortalecimiento de los cuerpos de bomberos, con miras a que la capacidad de control institucional esté más acorde con la dimensión e importancia de este territorio para la humanidad.

1. Informe “Propagándose como un incendio forestal: la creciente amenaza de incendios excepcionales en paisajes”, del PNUMA y GRID Arendal.

Carlos Edgar Torres Becerra

Ingeniero forestal y abogado, especializado en Planeación Ambiental, magíster Gobierno y Políticas Públicas y con más de 20 años de experiencia en gestión de riesgo de desastres, especialmente incendios forestales. Es docente de la Universidad Distrital y de la Escuela de Ingenieros (ESING) y ha trabajado con la Alcaldía de Bogotá,  el Fopae (Fondo de Prevención y Atención de Emergencias) -hoy Idiger, Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático–; el Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, la Empresa Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, la Universidad Distrital, la Secretaría Distrital de Ambiente y Parques Nacionales Naturales de Colombia, entre otros.